XIII Congreso de Antropología - Periferias, Fronteras y Diálogos

Temática - Prácticas locales y discursos globales sobre ruralidad. Diálogos desde la economía, la ecología y la cultura

Coordinan: Soronellas Masdeu, Montserrat (ITA) Lozano, Carmen (IMA) y Andreu Tomàs, Agustí (ITA)

Contacto: mariamontserrat.soronellas@urv.cat; clozano@poli.uned.es; agusti.andreu@urv.cat

 

Orden de intervenciones de este simposio. 

 

Este simposio pretende acoger aquellas investigaciones que se sitúen alrededor del análisis de las condiciones actuales de reproducción de las comunidades rurales, así como las políticas que han sustentado el desarrollo rural y la apropiación de las bases ideológicas de las mismas por parte de las poblaciones locales. Los procesos de globalización social, económica y cultural han impactado con contundencia en las formas de reproducción de las comunidades rurales y en las economías agrarias. A lo largo del siglo XX, la mercantilización de las producciones agrarias y las condiciones impuestas por la llamada Revolución Verde que perseguía la modernización y el desarrollo agrario, han provocado grandes transformaciones en los sistemas de organización de las comunidades rurales; también el desprestigio de las culturas (campesinas) locales; y, por último, la desaparición de las bases que sustentaban las formas de gestión de la producción y de distribución de las producciones agrarias.

Desde hace poco más de dos décadas, las llamadas políticas de desarrollo rural han modificado y diversificado la ruralidad. Las zonas rurales europeas se han desagrarizado con el apoyo de unas políticas que han dejado de subvencionar, en exclusiva, la productividad agraria para potenciar políticas de sostenibilidad medioambiental, de diversificación económica y de diversificación económica y dinamización/revalorización del patrimonio. En el contexto de una sociedad que se define sustancialmente como urbana, las comunidades rurales se convierten en proveedoras de servicios: turismo, ocio, salud y bienestar, cultura, calidad ambiental, biodiversidad, seguridad alimentaria o gestión territorial. Los agricultores dejan de ser percibidos por la sociedad y por la administración como proveedores alimentarios de las poblaciones locales.

En este contexto, las comunidades rurales han diversificado sus estrategias de reproducción. Algunas zonas rurales siguen teniendo en la agricultura y la ganadería (intensiva e industrializada) la principal actividad económica. Productores y comunidades locales han tendido a la valorización económica de las producciones agrarias mediante la implantación de procesos de producción y /o transformación específicos que otorgan un valor patrimonial e identitario a las producciones locales. También la agricultura ecológica ha significado una alternativa para algunos agricultores. En la actualidad, y como consecuencia de la popularización del consumo de productos ecológicos entre algunos sectores de población, se ha consolidado un nicho de mercado económicamente interesante para los productores agrarios. Las producciones ecológicas, aunque plenamente integradas en las lógicas capitalistas (tecnificación, intensificación, dependencia respecto a la obtención de insumos…), han contribuido a la recuperación del vínculo entre productor y consumidor, puesto que acostumbran a comercializar directamente sus producciones en proximidad. Esta es otra vertiente interesante del actual discurso institucional sobre el desarrollo rural y el estímulo de las economías agrarias: la recuperación de la venta directa, la comercialización en circuito corto; los mercados de proximidad; e incluso, la soberanía alimentaria. Son lógicas que pretenden la recuperación del rol del agricultor como proveedor de alimentos destinados a abastecer a la población local para afrontar las condiciones impuestas por los grandes operadores de la agroindustria en el contexto del mercado global.

Otras zonas rurales promueven sus productos y sus comunidades llevando a cabo acciones de patrimonialización de arquitectura, paisajes, naturaleza, sucesos históricos o tradiciones. La especialización en el turismo rural ha motivado dinámicas de surgimiento de activaciones turísticas dedicadas al consumo interno y que tienen como principal eje las culturas locales y su patrimonio. El patrimonio cultural y natural de las zonas rurales, lo que se ha denominado, la ”producción de localidad” se ha convertido en una pieza clave de la revitalización económica y social y en las estrategias de desarrollo local. Son dinámicas de relocalización, procesos de reelaboración de las identidades locales con que las poblaciones locales contrarrestan las fuerzas globales.

La política de apoyo a las zonas rurales se ha revelado insuficiente para resolver la reproducción de los pueblos, especialmente de aquellos que no tienen la posibilidad de valorizar producto alguno (zonas agrícolas deprimidas y sin atractivos patrimoniales o turísticos). Resulta interesante observar la gestión de la precariedad reproductiva, analizar cuales son las estrategias de la población y de las comunidades locales cuando no encaja ninguna de las alternativas previstas en los planes de la administración. La despoblación, la soltería, el envejecimiento de la población local, los problemas de atención a las situaciones de dependencia, son algunas de las problemáticas que, a pesar de las transformaciones, siguen persiguiendo a la ruralidad. La repoblación, incluso la refeminización, ha sido posible, en algunas comunidades, gracias a la llegada de población extranjera que ha aportado mano de obra para el despliegue de los proyectos de desarrollo local pero que no han resuelto la reproducción local a largo plazo.

La crisis económica sitúa el desarrollo rural en otra encrucijada. El desarrollo rural se orienta no sólo a favorecer la diversificación y el crecimiento económico de dichas áreas, sino también a promover políticas de equidad para reducir las desigualdades sociales asociadas al medio rural. A la tradicional brecha entre los espacios rurales y urbanos en términos de bienestar se unen nuevas formas de desigualdad (en términos de movilidad, acceso a nuevas tecnologías de la información) que además se están viendo afectadas por la crisis económica, sobre todo en lo que refiere a la reducción de la demanda de servicios en áreas rurales. Atender a las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad social del medio rural resulta crucial para mantener el frágil equilibrio demográfico existente en las comunidades rurales. Los medios de comunicación nos hablan de una supuesta reactivación del sector agrario debida al regreso de población procedente de otros sectores económicos más afectados por la crisis. Como factor negativo, tenemos la reducción de la demanda de los servicios que ofertan las zonas rurales. La Antropología ha tenido y tiene líneas de investigación que desde la economía, la ecología y la cultura pueden acercarnos a la comprensión de las lógicas subyacentes a las prácticas y a los discursos que producen la ruralidad actual. 

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